Economía circular: Centro Chía lanza contenedor de ropa usada
La industria textil es una de las más grandes del mundo, pero también una de las más contaminantes. Cada año se producen 100.000 millones de prendas, de las cuales 92 millones de toneladas terminan en vertederos. Según el informe Pulse of the Fashion Industry de Global Fashion Agenda, solo el 13 % se recicla.
En Colombia el panorama es similar. Por ejemplo, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible estima que el sector textil genera más de 200.000 toneladas de residuos al año. Además, esta industria responsable del 20 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en el país.
Un aporte a la sostenibilidad
Debido a lo anterior, Centro Chía reafirma su compromiso con el ambiente inaugurando un nuevo contenedor para recolectar ropa usada. Esta acción se realiza en alianza con la CAR Cundinamarca, la Agencia de Cooperación Alemana (GIZ) y otras entidades ambientales. Su propósito es prolongar el ciclo de vida útil de las prendas, evitando su disposición final en rellenos sanitarios o fuentes hídricas, y promoviendo su transformación o reutilización mediante gestores ambientales certificados.
Esta acción se suma a una estrategia ambiental más amplia que el centro comercial ha venido desarrollando:
- El 47 % de los residuos generados en el 2024 fueron aprovechados.
- Se han compostado más de 469 toneladas de residuos orgánicos.
- Se han recuperado 125 toneladas de materiales reciclables.
- Se han sembrado más de 300 árboles, la mayoría nativos, enriqueciendo la biodiversidad del parque.
El nuevo contenedor ya se encuentra disponible para que los visitantes entreguen sus prendas en desuso, siempre y cuando no incluya ropa interior ni vestidos de baño. La empresa Recupera CO se encargará de su acopio, clasificación, limpieza y posterior entrega para su reutilización o reciclaje, contribuyendo activamente a la economía circular en la región.
Así, Centro Chía demuestra que un centro comercial puede ser más que un espacio de consumo y entretenimiento: puede convertirse en un motor de transformación social y ambiental, alineando el desarrollo económico con la preservación del entorno.
